miércoles, 4 de agosto de 2010

Cremas solares

Hay tres productos relacionados directamente con el verano: los exfoliantes, los autobronceadores y las cremas protectoras de sol.

Para protegerse de los rayos solares, la mayoría opta por las cremas.Los productos convencionales contienen agentes con efecto hormonal y no está demostrado que supongan una medida preventiva eficaz contra el cáncer de piel. Más que una buena crema, la mejor prevención es la prudencia: no exponerse al sol en las horas del mediodía, ni durante un tiempo excesivo.

Las cremas convencionales contienen sustancias cuya seguridad no está garantizada. Los filtros químicos y otros ingredientes están bajo sospecha de comportarse como hormonas, incrementando el riesgo de sufrir enfermedades graves como el cáncer. Estos ingredientes son 4-methyl-benzylidencamphor (4-MBC o MBC), otyl o ethyl-hexyl-methoxycinnamate (OMC), benzophenone-3 u oxybenzon, homosalate, octyl-dimethyl-para-aminobenzoic-acid (OD-PABA), diethyl phtalate y 3-benzylidencamphor.

Se investiga desde hace años el efecto de los filtros solares químicos, y se cree a partir de estudios realizados con animales, que su aplicación en fases tempranas de la vida puede llevar a cambios en el cerebro y en los órganos reproductores. Además de estos peligrosos ingredientes hormonales, contienen otros igualmente indeseables, como aromas y perfumes que pueden desencadenar alergias, compuestos policíclicos tóxicos que se acumulan en el tejido graso, polietilenglicoles (PEGs), que aumentan la permeabilidad de la piel o bien derivados del irritante y cancerígeno formaldehído.


En el caso de la piel de los niños es muy sensible porque las funciones de autoprotección –especialmente la capacidad de pigmentación– aún no están desarolladas como en los adultos; se suelen completar hacia los seis años. El problema es que los niños se pasan el día jugando al aire libre. Antes de cumplir tres años no deberían permanecer al sol más de unos minutos. Y, en caso de exponerse al sol, deberían vestir ropa fresca y holgada, además de gorra. En la playa y la piscina es imprescindible la aplicación a conciencia de una crema natural o ecológica certificada con un factor superior a 25.
Los productos certificados carecen de todos los ingredientes peligrosos mencionados y basan su eficacia en los filtros minerales de óxido de cinc o dióxido de titanio. Pese a ser cremas muy seguras, hay que tener una precaución: no deben ser ingeridas por los niños, porque entre las nanopartículas minerales pueden encontrarse trazas de plomo. Para reducir el riesgo de ingesta y de reacción alérgica, conviene elegir productos que estén libres de aromas.

En cualquier caso, para una protección eficaz y segura, debemos asegurarnos de que la crema que compremos se base en estos filtros minerales, y no contenga ninguno de los componentes citados como sospechosos.

Prevención

Una piel en buen estado resiste mucho mejor la acción del sol que otra que haya sido descuidada. Hay que mantenerla hidratada, tratándola diariamente después de la ducha con una crema o un aceite naturales. Además, un par de veces a la semana conviene aplicarse un producto exfoliante suave o frotarse con un guante de lufa.
La piel también se cuida desde dentro. Resulta crucial beber agua en abundancia, de dos a tres litros diarios, para que se mantengan hidratadas las capas profundas de la piel. Asimismo es recomendable incrementar la ingesta de alimentos abundantes en betacaroteno, como las zanahorias, los albaricoques, los mangos o los melones.


Exfoliantes

Hay tres productos relacionados directamente con el verano: los exfoliantes, los autobronceadores y las cremas protectoras de sol.

Respecto a los exfoliantes hay que decir, que deben utilizarse antes de echar cualquier crema sobre la piel, especialmente las autobronceadoras.

Los productos convencionales recurren al plástico y otros agentes artificiales. La exfoliación es un cuidado que libera la piel de células muertas que podrían taponar los poros y favorecer la aparición de quistes.

Los exfoliantes estimulan la circulación sanguínea de tal modo que, después, la piel se suaviza y está receptiva a cualquier otro tratamiento posterior que se le dé.

La acción exfoliante es debida a que los productos contienen partículas sólidas que arrastran las escamas. En muchos casos son bolitas sintéticas de polietileno o nailon, por ejemplo. Estos no son los materiales más adecuados para ponerlos en contacto con la piel ni para dejar que contaminen gravemente las aguas residuales. En cambio, los productos naturales recurren a los huesos de frutas pulverizados, las fibras vegetales (de lufa o algas), silicio (arena) o simplemente granos de azúcar o sal mezclados con el resto de ingredientes. Cada vez es más frecuente que se utilicen ingredientes alimentarios que hacen más apetitoso el producto. Se emplean, por ejemplo, granos de café (se dice que ayuda además a combatir la piel de naranja) o semillas de amapola, manzana y lima.

Cuidado con las etiquetas

Hay que tener cuidado con la supuesta información que aparece en las etiquetas. Muchos fabricantes imprimen con ligereza el término “natural” porque incluyen unas cuantas semillas de kiwi o copos de coco en medio de unos componentes totalmente artificiales e indeseables. La lista de ingredientes que representan un riesgo es sorprendentemente larga. Tienen sustancias aromáticas que pueden desencadenar alergias de contacto o que pueden penetrar en el organismo a través de la piel y acumularse en el tejido graso. Se han encontrado restos de estas sustancias en el torrente sanguíneo, en la leche materna y en la sangre del cordón umbilical. También se han hallado dietilftalatos, que pueden alterar el sistema endocrino, así como polietilenglicoles (PEGs), que hacen más permeable la piel y, además, facilitan la entrada de todas esas sustancias indeseables mencionadas.

Si vamos a utilizar un exfoliante debemos asegurarnos de que sus ingredientes sean lo más naturales posibles.

¿Qué hay del exfoliante casero?

Se recomienda mezclar sal fina de cocina con el gel de ducha o el aceite corporal. También se pueden mezclar tres cucharadas de sal o azúcar con aceite de oliva y zumo de limón.

También hay algunas personas que aprovehcan los restos de cremas solares al final de verano y lo mezclan con azúcar.

Sin duda alguna, el mejor exfoliante natural es el agua mar y la arena de playa. El agua de mar ayuda a limpiar la piel de impurezas y de grasa. Si queremos fabricar un exfoliante es buena idea mezclarla la propia arena de la playa y alguna crema que nos ayude a aplicarlo. En cuanto a la cara, lavarla todos los días con agua de mar, ayuda a prevenir acné y las imperfecciones, aunque no es recomendable el uso diario para pieles secas o sensibles.

Autobronceadores

Hay tres productos relacionados directamente con el verano: los exfoliantes, los autobronceadores y las cremas protectoras de sol.



¿Qué debemos saber de los autobronceadores?

Respecto a los autobronceadores el principio activo es una sustancia natural, pero no el resto de ingredientes. La mayoría contiene dihidroxiacetona (DHA), un hidrato de carbono simple, incoloro, descubierto en 1920 en Alemania, que se obtiene de la remolacha azucarera, de la caña de azúcar y del aceite de palma. La DHA, que se considera un ingrediente aceptable para la cosmética natural certificada, tiene la capacidad de reaccionar con los aminoácidos presentes en las células muertas de la superficie de la piel. Los pigmentos resultantes se denominan melanoidinas, que son similares en color a la melanina, la sustancia natural que se halla en capas más profundas de la piel y que es responsable del bronceado natural al exponerse a los rayos solares.


El efecto de la DHA empieza tras la aplicación y produce el moreno en unas horas. Pero como las células de la capa exterior de la piel se renuevan constantemente, el moreno desaparece en diez días si no se realizan más aplicaciones.
Los autobronceadores actuales contienen entre 3% y un 5% de DHA. La mayoría de los expertos la consideran una sustancia razonablemente segura, pero no está exenta de problemas. El más preocupante es que, si tras la aplicación de la crema se expone la piel al sol, se multiplica la generación de radicales libres, agentes asociados al envejecimiento prematuro y a las enfermedades degenerativas. Por otra parte, si se somete la crema a un calor excesivo o se almacena durante mucho tiempo, puede provocar la aparición del cancerígeno, irritante y alergénico formaldehído.


Otro agente bronceador menos utilizado es la eritrulosa, de efecto más lento que la DHA, pero más duradero y químicamente más estable. El problema es que la eritrulosa es cinco veces más cara y los fabricantes convencionales la utilizan principalmente en productos para el rostro.
Por otra parte, las cremas contienen ingredientes problemáticos que son frecuentemente utilizados en todo tipo de productos por parte de la industria de la cosmética y la higiene personal. Los polietilenglicoles y su derivados, por ejemplo, aumentan la permeabilidad de la piel a todo tipo de sustancias. El dietilftalato (DEP) y algunos filtros solares químicos, que pueden comportarse como hormonas femeninas, traspasan la piel y pueden llegar incluso hasta la leche materna y acumularse en el tejido corporal graso.



Es importante mantener las cremas en un lugar fresco y consumirlas en un periodo de tiempo corto. Así, se evita la formación de sustancias peligrosas como el formaldehído.
Antes de aplicarlas, conviene realizar una exfoliación para eliminar células muertas, de manera que el bronceado resulte uniforme y lo más duradero posible. También puede resultar de ayuda extender previamente una crema hidratante.
En las zonas donde la piel es más gruesa, como codos y rodillas, hay que aplicar menos cantidad de crema. Por otra parte, no hay que olvidar que estas cremas no contienen filtros solares. De hecho, no conviene exponerse al sol mientras se utilizan.

martes, 3 de agosto de 2010

La polémica de las Ecobolas

¿Lavar sin detergente?

Todo es posible. Hace ya tiempo que se pusieron de moda las ecobolas para la lavadora. En el caso de ser un producto bueno, la gente se muestra muy satisfecha. La polémica ha surgido por las copias que se venden en muchos lugares.

Si de verdad queremos una ecobola que funcione y que nos dure, no la compremos en un todo a cien...


¿Cómo funcionan?

Algo tan simple como que la bola contiene piedritas de cerámica que imitan parte de las funciones quí­micas del detergente y el suavizante pero por otros medios. El caso es que la apariencia del invento es simplemente de una bola de plástico llena de piedras de cerámica, por lo que es muy fácil de imitar.
Las perlas cerámicas contienen una mezcla de material cerámico que contienen diversos minerales entre los que destacan el cuarzo, silicatos alumínicos, óxidos metálicos y abundantes zeolitas. Las imitaciones pueden contener cualquier cosa. Hay que asegurarse de que las perlas cerámicas contengan estos componentes antes de comprar cualquier cosa, que resulte más atractiva por ser barata por ejemplo.

Los consumidores se muestran muy satisfechos con la marca Ecoperl, fácil de encontrar en tiendas virtuales como terra.org. Las ecobolas se amortizan en unos 5 meses, ya que en el caso de la ropa muy sucia, solo debemos usar el 15 % del detergente habitual, y en el caso de ropa poco sucia (con un uso normal) , no necesitamos ningún detergente.


¿Cómo es una buena ecobola?

Las eco bolas cuestan entre 30 y 40 euros dependiendo de la marca. Las más conocidas son:

  1. ecoperlEcoperl, unos dodecaedros (5cms) con zeolitas que reducen la dureza del agua, aumentan la acción mecánica en el lavado, y generan una acción tensoactiva que potencia la acción del detergente. Ahorraremos un 85% de detergente en cada uno de los 300 lavados que nos va a durar este producto.

  2. eco-bola-de-lavarEco Bola de lavar, una especie de bolas con contenido cerámico (zeolitas?) que provocan radiación infrarroja e iones negativos en la colada, aportando así parte de los principios activos para la limpieza de la ropa, por tanto, nos permite lavar sin detergentes, sin que nuestros lavados contaminen. El fabricante asegura que no necesitaremos usar suavizantes, ni lejía, si lo hacemos potenciaría su acción, y con un 20% del habitual sería suficiente. Posee a su vez efecto antibacteriano. La duración de las Eco Bolas es de unos 1000 lavados.

  3. ecoballsEcoballs. Aunque por su nombre anglosajón parece lo mismo, se trata de un producto diferente al anterior que basa su éxito en la creación de oxígeno ionizado, penetrando así en la suciedad y quitándola. Sus tres bolas pueden durarnos 750 lavados más otros 250 con los recambios que trae, y vienen acompañadas además con un quitamanchas, en caso de que sea necesario su uso. Tampoco necesita suavizante y tiene poder antibacteriano, eliminando el E-coli y Stapyhylococcus aureus.

Detergentes

Son preferibles los limpiadores multiusos y con ingredientes no petrolíferos. Con cada detergente, está su envase contaminante de plástico.

Existen alternativas “naturales”, como la pastilla de jabón de tipo piedra blanca. Este producto está compuesto por arcilla blanca micronizada, copos de jabón, grasas vegetales, sodio y aceite de limón. Es biodegradable, pero hay opiniones contradictorias entre los usuarios sobre su eficacia en todo tipo de superficies.

También el agua con vinagre y limón, el remedio de la abuela, pero no siempre es eficaz en las zonas muy sucias, aunque quita bastante bien el óxido.

¿De dónde viene el “poder” de un detergente?

La potencia de una fórmula depende esencialmente de los ingredientes tensioactivos, que actualmente deben ser biogradables por ley. Los compuestos más problemáticos son los perfumes, que pueden alterar el sistema hormonal, así como los conservantes sintéticos, como el methylchloroisothiazolin, que desencadena alergias e irritaciones. Por eso, a algunas personas le salen eccemas o irritaciones cuando usan suavizante, que puede contenerlo con más facilidad.

Algunos, como los derivados del formaldehído, están bajo sospecha de producir cáncer. El formaldehído también se encuentra en los esmaltes de los muebles y paredes, y cierto tipo de plantas , como la Cyntha o “mala madre”, ayudan a eliminarlo del ambiente.

Para reducir los riesgos para la salud y el entorno se recomienda elegir el producto con la lista de ingredientes más corta y utilizar dosis menores a las recomendadas por el fabricante. Los detergentes líquidos se diluyen mejor, y son más “sanos” tanto para la lavadora, como el deseagüe.

¿A que detergentes recurrir?

Los detergentes más ecológicos, además de degradarse, evitan cualquier efecto tóxico en medios acuáticos, buscan la máxima seguridad para la salud y renuncian a las materias primas derivadas de la industria del petróleo.

También se me puede recurrir a un detergente específico que nos guste y utilizarlo como un multiusos. Los lavavajillas contienen una proporción alta de tensioactivos y puede utilizarse en todas las superficies de la cocina y el baño diluyéndolo en abundante agua.

Sin embargo, los productos con algún aval ecológico son preferibles. Los que muestran la flor ecológica europea están sometidos a normas más estrictas*. Por otra parte, las marcas ecológicas tradicionales, como Almacabio, Ecover, Eco Lino, Ulrich o Urtekram fabrican los detergentes menos lesivos para el entorno gracias al uso de ingredientes de origen vegetal en lugar de derivados del petróleo.

Desde 2004, existe una normativa europea que aumenta la exigencia de biodegradabilidad de los ingredientes tensioactivos. Además, la nueva regulación mejoró la protección de los consumidores: los fabricantes están obligados a declarar los componentes que pueden provocar alergias –a menudo son los perfumes– y a ofrecer el listado completo a través de internet. No obstante, los detergentes convencionales no son aún completamente seguros para el entorno y la salud.




* Emplean, por ejemplo, menos sustancias que puedan resultar tóxicas para los organismos acuáticos. Tampoco recurren al sulfanato de alquil benceno lineal (LAS), una sustancia que no se degrada totalmente y que todavía se emplea en concentraciones importantes en los detergentes sin etiqueta ecológica.