miércoles, 4 de agosto de 2010

Exfoliantes

Hay tres productos relacionados directamente con el verano: los exfoliantes, los autobronceadores y las cremas protectoras de sol.

Respecto a los exfoliantes hay que decir, que deben utilizarse antes de echar cualquier crema sobre la piel, especialmente las autobronceadoras.

Los productos convencionales recurren al plástico y otros agentes artificiales. La exfoliación es un cuidado que libera la piel de células muertas que podrían taponar los poros y favorecer la aparición de quistes.

Los exfoliantes estimulan la circulación sanguínea de tal modo que, después, la piel se suaviza y está receptiva a cualquier otro tratamiento posterior que se le dé.

La acción exfoliante es debida a que los productos contienen partículas sólidas que arrastran las escamas. En muchos casos son bolitas sintéticas de polietileno o nailon, por ejemplo. Estos no son los materiales más adecuados para ponerlos en contacto con la piel ni para dejar que contaminen gravemente las aguas residuales. En cambio, los productos naturales recurren a los huesos de frutas pulverizados, las fibras vegetales (de lufa o algas), silicio (arena) o simplemente granos de azúcar o sal mezclados con el resto de ingredientes. Cada vez es más frecuente que se utilicen ingredientes alimentarios que hacen más apetitoso el producto. Se emplean, por ejemplo, granos de café (se dice que ayuda además a combatir la piel de naranja) o semillas de amapola, manzana y lima.

Cuidado con las etiquetas

Hay que tener cuidado con la supuesta información que aparece en las etiquetas. Muchos fabricantes imprimen con ligereza el término “natural” porque incluyen unas cuantas semillas de kiwi o copos de coco en medio de unos componentes totalmente artificiales e indeseables. La lista de ingredientes que representan un riesgo es sorprendentemente larga. Tienen sustancias aromáticas que pueden desencadenar alergias de contacto o que pueden penetrar en el organismo a través de la piel y acumularse en el tejido graso. Se han encontrado restos de estas sustancias en el torrente sanguíneo, en la leche materna y en la sangre del cordón umbilical. También se han hallado dietilftalatos, que pueden alterar el sistema endocrino, así como polietilenglicoles (PEGs), que hacen más permeable la piel y, además, facilitan la entrada de todas esas sustancias indeseables mencionadas.

Si vamos a utilizar un exfoliante debemos asegurarnos de que sus ingredientes sean lo más naturales posibles.

¿Qué hay del exfoliante casero?

Se recomienda mezclar sal fina de cocina con el gel de ducha o el aceite corporal. También se pueden mezclar tres cucharadas de sal o azúcar con aceite de oliva y zumo de limón.

También hay algunas personas que aprovehcan los restos de cremas solares al final de verano y lo mezclan con azúcar.

Sin duda alguna, el mejor exfoliante natural es el agua mar y la arena de playa. El agua de mar ayuda a limpiar la piel de impurezas y de grasa. Si queremos fabricar un exfoliante es buena idea mezclarla la propia arena de la playa y alguna crema que nos ayude a aplicarlo. En cuanto a la cara, lavarla todos los días con agua de mar, ayuda a prevenir acné y las imperfecciones, aunque no es recomendable el uso diario para pieles secas o sensibles.

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